Hace unos treinta años, Barcelona contrató a una importante
ejecutiva japonesa para que atrajese inversiones a Barcelona. Seguramente
contrataron a alguien más, porque lo cierto es que Barcelona es ahora mucho más
famosa a escala mundial que entonces, sin haber construido demasiadas cosas
nuevas. A escala universal, quienes se refieren a España mencionan bastante más
a Barcelona que a Madrid, a pesar del Prado, el Bernabéu y el Guernica. Son
numerosísimas las películas norteamericanas y europeas donde se menciona a
Barcelona más o menos de pasada, y Woody Allen produjo “Vicky Cristina
Barcelona”. Esta película fue financiada por la generalitat con dinero de todos
nosotros, y a nadie le quepa duda de que las menciones en Hollywood, Londres y
Berlín también las paga ese organismo tan hostil a todos nosotros, pero que se
lucra de los impuestos al consumo de todos los españoles.
MALAGA DEBE CONTRATAR DEPRISA UN MARAVILLOSO SERVICIO DE RELACIONES PÚBLICAS.
Un servicio de relaciones públicas a escala universal,
llevado por gente eficaz, con conexiones internacionales y muy políglota,
podría centuplicar en beneficios para Málaga lo que costase, que no puede ser
demasiado en relación con las cifras de los presupuestos públicos. Esto es algo
que no haría jamás la enemiga junta de los sevillanos, sino que tendría que ser
el ayuntamiento quien lo crease. Riqueza, arte, buena arquitectura, cultura,
espectáculos y millares de puestos de trabajo podrían ser creados con un
eficiente Servicio de Relaciones Públicas Mundiales de Málaga.
Antes, tal vez
tendría que fundarse el PATRONATO DE TURISMO DE MÁLAGA, porque el patronato
existente desprecia y ningunea a la ciudad de Málaga.
El Hotel Miramar debería ser ofrecido a la cadena
estadounidense Hyatt. Pocos malagueños saben que este hotel es uno de los más
espectaculares de España y Europa (incluyendo París y Montecarlo). Aquel
alcalde destructor que nos impuso el PSOE enemigo, permitió su defunción y no
exigió a la junta que lo restaurase, mientras esa junta (con dinero que procede
de aquí en su tercera parte) costeaba la restauración de hoteles equivalentes
en Sevilla y Algeciras, sin que aquel acalde dijera ni mú. Algunos de los
hoteles de Hyatt, como el Regency de San Francisco, son difíciles de describir
por su magnificencia.
También habría que atraer a la cadena Hilton, a lo mejor
para el hotel del morro de Levante. Y a los Diamond Resorts de Las Vegas, para
el fantástico complejo que se podría construir en los solares donde estuvo la
central térmica de la playa de La Isla. También podría crearse un gran resort
en una pequeña parcela del parque campamento, la más cercana al Club de Campo
de Málaga.
Un eficaz Servicio de Relaciones Públicas Mundiales de
Málaga podría difundir en los EE.UU., sobre todo en Luisiana, Galveston y el
Golfo de México en general, la “leyenda” de la interrupción de las obras de la
catedral por la financiación de la independencia norteamericana, un hecho que
allí es historia nacional y aquí hasta lo ignoramos completamente. La supuesta
leyenda podría ser historia verdadera; quienes han investigado este asunto en
los archivos del cabildo buscaron de modo literal y han pasado por alto la
influencia que la madrastra de Bernardo Gálvez, la ex virreina de México Ana de
Zayas, tenía en la Málaga de la época y, principalmente, entre los católicos
malagueños. Por entonces, ocurrió el mitificado “yo solo” de Bernardo Gálvez en
Pensacola, una derrota sonada del colonialismo inglés. Quienes lean la historia
con atención, no dejarán de asombrarse de lo importante que era esta “madrastra”
demasiado joven para la edad de Bernardo, y el papel que pudo desempeñar en la
capital de la Nueva España antes de volverse y antes de que Bernardo se casase
con una mulata de Nueva Orleans y la convirtiera en virreina. La “leyenda”,
convenientemente difundida con disimulo, tal vez posibilitaría que la obra de
la catedral de Málaga se reanudara, quitándonos a los malagueños la pésima
imagen que esa catedral a medio hacer difunde de nosotros.
El Servicio de Relaciones Públicas Mundiales de Málaga
podría conseguir atraer inversores de Rusia, Japón, Alemania y tal vez algunos
países de América Española, como México, Argentina y Brasil. Existen argumentos
importantes que ese servicio podría utilizar. Gran parte de los laboratorios
extranjeros radicados en Barcelona funcionan, casi exclusivamente, por el
consumo de la Seguridad Social. Si la locura de separar Cataluña de la Hispania
que precisamente ellos contribuyeron de modo importante a fundar se realizara,
esos laboratorios tendrían que dejar de funcionar allí. Atraerlos ahora a
Málaga, no es ninguna utopía, sobre todo por la enorme diversidad climatológica
del propio Municipio Flavio.
Habría que revivir las industrias de salazones, que fueron
la razón fundamental de la prosperidad grecorromana de la ciudad de Málaga, y
también causaron en gran medida la fundación fenicia. Se podría atraer
financiación para esa industria desde Japón, aunque esté agotado el mar de
Alborán, porque lo que hay que crear es una gran flota pesquera de altura.
Salazones y congelados pesqueros son industrias que Málaga debe tener, por
derecho e historia.
Y, en general, en Málaga capital y toda la parte más baja de
la Hoya, habría que crear industrias alimentarias, sobre todo de
horticultura. Para decepción,
consternación e indignación de todos nosotros, las industrias murcianas compran
a granel en Málaga lo que aquí se produce todo el año y allí no pueden igual,
porque allí sí hiela.
SI EL AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA FUERA LISTO Y DESEASE TRIPLICAR
O CUADRUPLICAR SUS INGRESOS, PONDRÍA EN MARCHA EL Servicio de Relaciones
Públicas Mundiales de Málaga.
Si estás de acuerdo con todo esto, escribe a
malagapuede@gmail.com