martes, 19 de febrero de 2013

ESPLENDOR VEGETAL DE MÁLAGA


En el extenso término municipal de Málaga, el tercero en extensión de la provincia tras los de Antequera y Ronda, se combinan al menos dos tipos de paisajes bien diferenciados: hacia el norte se encuentran los Montes deMálaga, zona muy arbolada y de gran valor ecológico y paisajístico, declarada Parque Natural En este mismo territorio, pero hacia el este, el terreno entronca claramente con la fisonomía axárquica y es donde se dan las mayores alturas, como la del pico de Santo Pitar (1.020 metros). 

Las tierras se allanan hacia el oeste y forman lo que se conoce como la Hoya de Málaga, que no es sino la depresión en la que se unen las cuencas de los ríos Guadalmedina y Guadalhorce antes de su desembocadura en el Mediterráneo. En este espacio confluyen la fachada marítima de la ciudad, que tiende a ensanchar sus límites hacia la parte occidental, y, todavía, algunas plantaciones de caña de azúcar, frutales y hortalizas, que conforman los últimos reductos de una tradición agrícola cada vez más absorbida por los polígonos industriales y la constante expansión del aeropuerto.

El entramado urbano de la ciudad se extiende de este a oeste a lo largo unos 12 kilómetros, y aproximadamente en el punto medio geográfico se abre el gran semicírculo donde se ubica en centro histórico, que concentra prácticamente todos los monumentos y puntos de interés.

Ante la expansión asiria y la progresiva desertificación de sus territorios, los fenicios de Tiro llegaron al litoral andaluz alrededor del 800 a.C, y en esa época fundaron Malaka, que más que una ciudad sería en principio un asentamiento comercial en torno al puerto. Tiempo después serían los griegos quienes fundaran la vecina Mainake, destruida por los cartagineses, que a su vez sufrieron el empuje de Roma, ante la que sucumbieron a finales del siglo III a.C., en la segunda Guerra Púnica.

Bajo el dominio romano crece la actividad exportadora, basada fundamentalmente en el garum (salsa o pasta de pescado), el vino y el aceite. En el año 81 de nuestra era la ciudad es ya un municipio federado y son construidos relevantes edificios, de entre los que se conserva el teatro, en las faldas de la Alcazaba. Agotada la hegemonía romana, la ciudad pasa a manos de silingos, vándalos y visigodos, y a partir de la invasión islámica dependerá del emirato y posterior califato cordobés. 

En épocas sucesivas la ciudad caerá en manos de los bereberes hammudíes, de los ziríes de Granada, de los almorávides, almohades y nazaríes. A pesar de estos constantes cambios la ciudad no perdió su actividad comercial, debido, en buena medida, a la protección de sus fuertes murallas y a la vigilancia que podía ejercerse desde el castillo de Gibralfaro.

Las tropas cristianas asediaron la ciudad de Málaga durante un siglo, y al cabo se rindió sin condiciones en 1487. Esta rendición incondicional supuso la esclavitud o el destierro de un elevado número de sus habitantes. Con la cristianización la ciudad empieza a transformarse, ensancha sus límites extramuros y la Iglesia inicia rápidamente la construcción de templos y conventos. A los disturbios moriscos del siglo XVI, que acabaron con la expulsión de éstos en 1614 y con el consiguiente desabastecimiento, hay que agregarle las inundaciones del río Guadalmedina y las epidemias que se expandieron por la ciudad en el siglo XVII, y, además, las incursiones de piratas y berberiscos y los ataques de las flotas francesa y británica. La población llegó, pues, exhausta a las postrimerías del siglo XVII.

Durante la siguiente centuria Málaga entra en una época de mayor estabilidad en todos los sentidos y, sobre todo, la economía empieza a fortalecerse debido principalmente a las exportaciones agrícolas. También el fin del monopolio del comercio de Indias repercute directamente en el creciente auge que experimenta la actividad portuaria. 

En el siglo XIX la capital no sólo padece la invasión napoleónica, sino también las luchas entre absolutistas y liberales que, en 1831, durante el reinado de Fernando VII, causó el fusilamiento del general Torrijos y sus compañeros en las playas de San Andrés. Hacia mediados de este siglo, Málaga conoce una industrialización centrada en los sectores siderúrgico y textil que la coloca, en este ámbito, en el segundo lugar en España.
Los promotores de esta intensa actividad económica fueron los Larios y los Heredia, a los que la ciudad mostró su agradecimiento erigiéndole estatuas y denominando algunas de sus principales calles con el apellido de ambos. Y es en el siglo XIX cuando Málaga perfila su urbanismo: hacia el oeste se sitúan los barrios proletarios y las fábricas, y al este, las grandes mansiones de la nueva burguesía, mientras que en el centro se ensanchan algunas calles y se construyen edificios de llamativa arquitectura

sábado, 9 de febrero de 2013

¿SOMOS INCAPACES LOS MALAGUEÑOS?





¿Por qué somos los malagueños así?
Los malagueños capitalinos somos étnicamente distintos de los pobladores de las capitales cercanas. Esta declaración podría parecer racista, pero yo hablo de historia, viva y cercana.
Cuando Fernando de Aragón tomó Málaga, no lo hizo a la primera, sino que le costó más tiempo del previsto; aquel verano de 1487, cuando por fin pudo entrar en Málaga, lo hizo ardiendo no sólo por fuera, sino también por dentro. Como dice el dicho, traía un agua de levante… que más bien era un temporal aplastado por el terral.
Cabreado, muy cabreado, decidió convertir a los 11.000 malagueños en rehenes; los ejecutaría si no reunían cierta imposible cantidad de oro en un tiempo imposible.  Los musulmanes malagueños, que acababan de perder el mando de su ciudad, ansiaban poder vivir en el que había sido siempre su hogar. Se afanaron, pues, en el intento de juntar aquella cantidad improbable de oro (que Fernando necesitaba para financiar la toma Granada); pidieron ayuda a sus parientes residentes en otros reinos cristianos, Portugal y África. Pero se cumplió el plazo fatídico impuesto por Fernando, y sólo habían reunido veintiséis carretas de oro, un poco más de la mitad de lo exigido. Fernando se apoderó del oro, pero dio por incumplidas las condiciones de su amenaza. Tomó prisioneros a los 11.000 malagueños y los vendió como esclavos en Nápoles.

Por lo tanto, Málaga era en 1488 una ciudad fantasma. Vacía. Todo se había detenido. Lo que molestaba una barbaridad a Fernando, porque se encontraba con que tenía que pagar una guardia severa, entrenada y demasiado grande, a fin de no encontrarse con una nueva invasión de los bereberes. Por ello, decidió repoblar la ciudad. Trajo gallegos, asturianos, cántabros y riojanos. Política que sus herederos prosiguieron. Por ello, los malagueños de la actualidad nos parecemos físicamente tan poco a los cordobeses o granadinos; aquí no abunda la “mujer morena” del tópico, porque la gran mayoría somos castaños y nuestros ojos van de color miel a azul o verde. NADIE PODRÍA NEGAR ESTA REALIDAD, DESPUÉS DE DARSE UN PASEO POR LAS CIUDADES CITADAS Y LUEGO POR MÁLAGA.
Pero además, el temperamento y la personalidad de los malagueños tienen varios condicionantes más recientes, muy dramáticos y definitorios: Los siete meses de guerra en el bando republicano probaron la capacidad de esfuerzo y solidaridad de los malagueños: en talleres donde se trabajaba gratuitamente, los malagueños estuvimos surtiendo de ropa, mantas, implementos y hasta de comida a un montón de frentes de otros lugares: en el sur de Córdoba, en Loja, La Roda de Andalucía, la comarca de Gibraltar, etc. Nos vaciamos. Las malagueñas hasta se quitaban el pan de la boca.  Cuando el Italiano Roatta tomó Málaga para Franco, este se vengó; durante 1937 la sociedad malagueña sufrió una represión de comprensión difícil por su crueldad; represión que continuó mucho tiempo; todavía bien avanzada la década de los cuarenta, aquí continuaban “ejecutando” a aquellos malagueños díscolos que tanto habían molestado a Franco.

El resultado de tantísima crueldad fue una sociedad pusilánime, asustadiza, tímida y dedsconfiada. Toda capacidad de iniciativa fue borrada. Todo orgullo fue borrado. Toda hidalguía fue borrada.
DURANTE LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS HA SIDO ELABORADA UNA GEOPOLÍTICA EN LA QUE ESTA CIUDAD TRIMILENARIA NO TIENE LUGAR. Y no hacemos nada para torcer esa determinación.

“LA PRIMERA EN EL PELIGRO DE LA LIBERTAD” HA 

MUERTO.

viernes, 8 de febrero de 2013

EL SUICIDIO DE MÁLAGA



Acabo de enterarme de que tenemos en Málaga un “parque arqueológico prehistórico”. Lo he sabido navegando por internet, y me he llevado una alegría imponente. Pero…

Como Antonio Machado, “he andado muchos caminos”, y en pocos sitios he visto una población más apocada y autodestructiva que la malagueña.
Empezando por el mito de un “desarrollo industrial” del siglo XIX y acabando por la sílaba “tech” añadida a unas cuantas “iniciativas” que nunca se concretan en realidades prácticas, me parece que no hay en el mundo una población más autoestafada que la malagueña. Auto engaño que produce una distorsión capaz de engendrar monstruos.

LA CATEDRAL NO DEBE TERMINARSE, PORQUE SIEMPRE LA HE VISTO ASÍ. Este fue el “razonamiento” de unas señoras del Paseo de Sancha, que se oponían a la continuación de la obra de la catedral. Una catedral de difícil clasificación, pero que sería espectacular terminada, con su altura tan infrecuente, sus seis torres, sus cúpulas, sus estatuas, sus hornacinas ocupadas y su espadaña barroca. La catedral a medio construir (que ya se cae a cachos) es una metáfora indigesta del proceder autodestructivo de este pueblo que se ha ganado a pulso el prejuicio “malagueño es el peine pa que no peine”. Para mayor intríngulis, una caterva de “intelectuales” se empeña en desmentir el muy probable asunto de la obra interrumpida por la guerra contra los ingleses en Florida. Yerran quienes busquen en los archivos del cabildo una partida denominada algo así como “donativo para independencia de los Estados Unidos”; se empecinan en ignorar la influencia poderosísima de Ana de Zayas (ex virreina de México y madrastra de Bernardo de Gálvez) en la iglesia malagueña de 1770.

EMBOVEDADO DEL GUADALMEDINA.
Más de 150 años de experiencia en grandes ciudades ribereñas del Mediterráneo no le bastan a Málaga para ver con claridad que necesita una integradora gran avenida/paseo en el lugar que hoy ocupa el funesto y horroroso torrente del Guadalmedina. Todavía discutimos sobre si embovedarlo sí o no, cuando ya en 1968 Ángel Herrera Oria clamaba “¡Tapad el Guadalmedina! Como estudiamos muy poco nuestra propia historia, apenas recordamos que hace más de 300 años que la ciudad suplica librarse de esa lacra en la mitad del medio del meollo urbano. Lo último, un concurso manipulado por la fuerza que lleva 32 años bloqueando, combatiendo y entorpeciendo el progreso de Málaga; el concurso estaba convocado por una institución supuestamente neutral, de la que forman parte varias instituciones, pero que es mangoneada a machamartillo por quienes han demostrado de sobra no querernos ni en pintura. Aunque a muchos no nos sorprendió, el resultado del concurso expresó muy claramente lo que ocurría. Fue premiado un arquitecto “empleado oficioso” del poder convocante (autor de varios desaguisados en Málaga), quien presentó un proyecto que obedecía las imposiciones políticas de ese poder, igual que hacían TODOS LOS PROYECTOS FINALISTAS. Lo que de ninguna manera era una desagradable casualidad; la imposición de normas no incluidas en las bases, el engaño sobre la supuesta “idoneidad” de una obra con muchos más inconvenientes que ventajas y el premio otorgado de antemano, la población malagueña se los tragó según parece. Lo que no elimina que la ciudad tendrá que conseguir su gran avenida/paseo central algún día.  

VIDA CULTURAL
Los que ya le vemos el culo a la parca, recordamos cuánto nos costó que hubiera universidad en Málaga, sobre todo por la oposición ACTIVA de Sevilla y Granada. Hoy todo el mundo tiene universidad, hasta pueblecitos insignificantes, pero hace cuarenta años Sevilla consideraba que la quinta ciudad más poblada de España no debía tenerla, porque a ella le quitaría una parte de su negocio. Costó el ciento y la madre que se fundara en 1972 la Universidad de Málaga. A partir de ese día, nos las prometíamos muy felices; encontraríamos muy pronto el camino para borrar lo de “las mil tabernas”… Pero menos de una década más tarde, la universidad de Málaga cayó bajo la férula de los que habían sido sus mayores enemigos. Desde entonces, no han parado de minimizarla mediante presupuestos injustos y marginadores, y nombramientos inconvenientes. Quintacolumnistas. Igual que en la alcaldía, el poder dominante no quiere malagueños en el rectorado; se nos hace tragar una directora procedente de un recóndito rincón de Castilla a quien nada le duele Málaga ni los malagueños. Se nos engaña con otro etéreo proyecto “tech” sin resultados prácticos y no mueven EN ABSOLUTO ninguno de los resortes indispensables.
UNO es el conocimiento de nosotros mismos. Hay ya más de generación y media de jóvenes que apenas saben quiénes somos ni cómo no las valemos. Un expresivo ejemplo: hace varias semanas, y  bajo la noticia de la inauguración del Hotel Plaza del Castillo, un joven escribió el comentario siguiente: “venga inaugurar hoteles, en vez luchar contra el paro ”(¡)
OTRO es el enojoso asunto de la arqueología. Dentro del municipio y aun dentro de la ciudad contamos con importantes puntos que merecen investigarlos a fondo. El Cerro de la Tortuga puede depararnos enormes sorpresas. El Cerro del Villar, hace años que mantiene oculta bajo plásticos y sembrados la mayor y mejor conservada ciudad fenicia de España y probablemente de Europa. La ladera oeste de la Alcazaba presenta todavía demasiados enigmas arqueológicos, como la zona de factorías de salazones y garum, comprendida entre el teatro romano y calle Beatas. Y la muralla fenicio/romana, de la que se exhibe un interesante paño en el propio rectorado, continúa enterrada a través del banco de España y el ayuntamiento, más las dos calles intermedias, sin que caten siquiera los suelos.
Pero, al parecer, lo más interesante desde la perspectiva antropológica son los acantilados y cavernas de la Araña y alrededores. Así se desprende de las fotos y textos de una página web que he encontrado esta mañana por casualidad. Con un encabezado que alude un inmaterial “Parque arqueológico de Málaga”, da la tristísima impresión de que a las personas que realizan las prospecciones no se les dota ni mínimamente. La página es la siguiente: