En 1979, el municipio de Málaga tenía una extensión de más de cuatrocientos kilómetros cuadrados, contaba con un equipo de fútbol con solera y categoría, disponía de un hermoso y clásico hotel de lujo en el paseo marítimo y, sobre todo, era la capital más ambiciosa y pujante de Andalucía.(...)
Entre los censos de población de 1971 y 1981, la ciudad había crecido un treinta y nueve por ciento y como la población sevillana había aumentado, en el mismo periodo, sólo un diecisiete por ciento, todas lasprospecciones de futuro afirmaban, sin ningún género de dudas, que Málaga sería demográficamente la primera población de Andalucía en 1994 ó 1995. (...)
En los últimos años de la década del setenta, Málaga era un hervidero, un agitado mar lleno de cardumen a donde todos venían a echar el copo, porque era la población más vigorosa, más activa y ambiciosa de la mitad sur de la península.
Hasta para los malagueños más cautos y prudentes, todo parecía posible entonces.
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