El sueño más viejo y permanente de la ciudad de Málaga consiste en eliminar la barrera urbana infranqueable que este desagüe inmundo de una presa representa para la ciudad. Nuestros antepasados vieron desde hace tres siglos la necesidad de que barrios tan aislados como la Goleta y Trinidad quedasen integrados, Cuando el puerto fue tomando forma, la necesidad de desviar la torrentera fue señalada como una aspiración inaplazable. A finales de los años 60 del siglo pasado, con motivo de la visita de un ministro de Obras Públicas, el cardenal Herrera Oria le pidió que “tapase el Guadalmedina”.
La junta para los sevillanos, fundada en 1981, no ha
abordado jamás el problema. 34 años de demagogia embustera, no han servido
siquiera para que nos mintieran también sobre una ”próxima solución del problema Guadalmedina”.¿Imaginan ustedes que si este incordio ocurriera en
Sevilla habrían pasado estos 34 años sin resolverlo? Desde luego que no. En
Sevilla, el Guadalmedina habría dejado de ser un problema hace muchísimos años.Pero en Málaga, la junta fundada exclusivamente para
beneficiar a Sevilla a costa de siete provincias, no se ha ocupado de ello NI DENTRO DE SUS
MENTIRAS ELECTORALISTAS. La gaditana que ahora Díaz quiere convertir en
cómplice de sus desmanes contra Málaga, ni siquiera lo ha mencionado.
Pero con crisis o sin ella, Málaga necesita abordar
el problema y no dejarlo dormir. Si hablamos de él, algún día podremos
resolverlo. Si lo olvidamos, ahí seguirá como fuente de la incoherencia
urbanística malagueña, fealdad militante y abismo de porquerías y epidemias.SIN EL PASEO DEL GUADALMEDINA, JAMÁS SEREMOS UNA
METRÓPOOLI PRESENTABLE INTERNACIONALMENTE.
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