Por razones de supervivencia, Málaga tiene que salirse de este invento diabólico de Alfonso Guerra y expulsar a la junta y su jauría.
Durante 33 años, la junta no ha parado de jodernos, frenarnos, entorpecernos, marginarnos y ofendernos. Ahora, nos ha declarado la guerra, como prueban sus disposiciones del último mes y medio.
EL GOBIERNO CENTRAL DEBE INTERVENIR Y, TAL VEZ,
SUSPENDER LA JUNTA.
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