Suelo leer sus artículos con mucho interés; sus reproches al alcalde crepuscular y su enfado en general son lícitos y dignos de aplauso.
Pero da la impresión de que no acaba de señalar la raíz del problema. La junta fue fundada ilícitamente (mangoneando Suárez y González) por Alfonso Guerra bajo la consigna: "Hay que parar Málaga, ahora le toca a Sevilla". Tal consigna prueba que Guerra es un inculto demagógico, contrariamente a lo que algunos opinan, en base a Mahler y Machado. Todos sabemos de un articulista que "conoce" a todo el mundo y lo "prueba" sacando citas de cualquier libro de "citas famosas".
La junta es un invento infernal de aquella cúspide socialista, con la pretensión de convertir Sevilla en otra Barcelona. Lamentablemente, Lorca acertó llamando báquicos a los sevillanos, y esa pretensión nunca se realizará. Lo espantoso y políticamente inaceptable, es que la junta parte sus presupuestos por la mitad: una mitad para Sevilla y el resto para las “otras”.
A la junta no le queda mucho tiempo antes de tener que ser reinventada. Primero el caballa y ahora el madrileño Griñán fomentan afanosamente un nuevo taifismo, que ya se expresa claramente en Almería, Granada, Huelva y, ahora, por último, en Málaga.
SI NO SE DISUELVE PRONTO ESTA JUNTA PREVARICADORA, MÁLAGA (que ya tiene menos importancia institucional que Melilla, Ceuta, Soria, Valladolid, Mérida, Pamplona, Santander, Oviedo y Murcia) SERÁ CONVERTIDA EN UNA ALDEA GRIS Y POLVORIENTA. La idea de destruir una ciudad para que otra crezca es de burro, como sin duda opinaréis todos. Con tal idea, imaginad lo que habría ocurrido en California si Sacramento hubiera hecho lo mismo con San Francisco y Los Ángeles.
SOÑEMOS CON EL DÍA EN QUE LEÓN GROSS HABLE AUDAZMENTE DE LA INAPLAZABLE
AUTONOMÍA DE MÁLAGA.
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