Hoy domingo 10 de mayo los tres periódicos que salen en Málaga (que no malagueños) publican encuestas acerca de nuestra intención de voto en las municipales del día 24.
Destaca en todos ellos (unos más mentirosos y manipuladores
que otros) el brutal hundimiento del PSOE. Es de suponer que ni la gestante
Susana, ni el tambaleante Sánchez ni el aspirante local a Goebbels se
explicarán qué puede haber pasado, si ellos ven las cosas tan claras, Pero no
se puede ver nada claro en estas cuestiones si uno no lo contempla todo en
perspectiva.
Málaga mantuvo en la alcaldía 16 años a Pedro
Aparicio, a pesar de que ese nefasto alcalde, con la posterior “ayuda” de
Luciano Alonso, desmantelaron completamente la Málaga institucional para
regalársela a Sevilla. La Málaga ambiciosa de los años 70 (a la que los bancos
anunciaban la capitalidad de la mitad sur de España), pasó a convertirse en una
aspirante a aldea insignificante, por decisión, actuación y agresiones del
PSOE, a partir de una orden emitida por el todopoderoso y omnipotente Alfonso
Guerra: “Málaga se ha desarrollado mucho; ahora le toca a Sevilla” y “Ningún
cargo del PSOE veraneará en las costas de Málaga”. A pesar de estas
destructivas y empobrecedoras decisiones antimalagueñas del PSOE, los
malagueños, engañados y pisoteados, sostuvimos a ese señor madrileño-catalán
durante 16 años en la alcaldía.
El siguiente candidato del PSOE fue un señor que
había nacido en Málaga, pero se llamaba Martín i Toval según sus tarjetas. O
sea, más catalán no podía ser, y era un destacado miembro del PSC. Obtuvo 5
(CINCO) escaños
Desde entonces, el PSOE actúa en Málaga como si los
malagueños continuásemos tan ciegos como en los años ochenta. No le importa
herirnos, jodernos ni empobrecernos, ni seguir su proyecto de convertir a
Málaga en una aldea para que Sevilla relumbre.
La tercermundista junta del PSOE nos agrede con
planos de inundabilidad manipulados para que no construyamos, nos prohíbe
crecer hacia el norte, desbarata presupuestaria y funcionalmente nuestra
sanidad, agrede a nuestra universidad, nos mantiene como la ciudad peor dotada
en camas hospitalarias, suspende calladamente obras a la mitad, como la
Carretera de Arco, no cumple su compromiso de instalarnos la biblioteca,
posterga infinitamente servicios esenciales, no realiza importantes y hasta
trascendentales sondeos arqueológicos (Ccrro del Villar, La Araña y La Tortuga,
que están paralizados y acabarán desmoronándose) sabotea nuestros intentos de
desarrollo (movidos por la envidia, porque los sevillanos sólo se emborrachan),
prohíbe que Málaga sea la ciudad de gran afluencia turística QUE ES, a pesar del PSOE y la junta tercermundista.
A despecho de todo esto, a despecho de que no pueden
ponerse más caretas porque ya conocemos sus garras y orejas de lobo que quiere
devorarnos, el PSOE continúa proclamando que ellos son la esperanza y la
justicia, y llevan proponíéndonos como alcaldesa, varias elecciones, a la
señora María Gámez.
Nunca nos ha propuesto el PSOE un candidato a
alcalde malagueño. El único que había nacido aquí, Martin i Toval, no conocía
Málaga ni de oídas. María Gámez proviene de una familia malagueña, pero nació
en Cádiz, vive en Mijas y habla alemán con sus hijos. Para poder optar
electoralmente en Málaga, mantiene un piso en el paseo marítimo de Poniente, lo
que prueba su potencia económica. Todos sabemos (porque lo ha dicho muchas
veces) que algunas de sus primeras medidas -en el imposible caso de convertirse
en Alcalda-, sería cerrar el Pompidou, el Thyssen y el Museo Ruso y desechar el
proyecto del bulevar del AVE.
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