jueves, 18 de abril de 2013

EL PESTILENTE GRAN CANAL DE APARICIO



Málaga va a tener que gastarse un dineral en eliminar el canal que el alcalde psoísta Pedro Aparicio se empeñó en abrir en la desembocadura del arroyo Guadalmedina.

Antes que aquí, en Algeciras habían hecho lo mismo y, ya cuando Aparicio se empecinó en dotarse de su Sena particular, en Algeciras tuvieron que apresurarse en rellenar de nuevo el pestilente lodazal.

Aquí lo sabíamos. Fuimos unos cuantos los que se lo advertimos a aquel señor que no conocía Málaga ni de oídas (llegó a consentir el intento de destrucción del Mointe Coronado), que ese canal habría que rellenarlo tarde o temprano. Pero Pedro Aparicio era una persona bastante sorda para todo aquel que no llegaba arrastrándose ante su insigne sabiduría onagral. Nunca se sintió Aparicio líder de la merdellona Málaga, ante cuyas manifestaciones arrugaba ostensiblemente la nariz. Lo que él quería en realidad era ser alcalde de París… y así nos fue por aquí y… así nos ha ido desde entonces.

Aparicio amparó el comienzo del desmantelamiento institucional que todavía sigue: lo último que nos ha hecho el gobierno de los sevillanos es quitarnos el mando de nuestra propia agua. Ahora se dispone a robarnos la provincia, mientras el PP y todos los demás cerramos los ojos. Ese último y definitivo ataque a Málaga va a ocurrir en breve, y ni hablamos de ello.

Va a costarnos caro arreglar el desaguisado de Aparicio, pero ¿qué importancia tiene arreglar ese canal pestilente, frente al futuro de nuestros hijos que nos han robado?

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