Este poder autoritario y discriminador, nacido como coartada de la megalomanía sevillana, es gravemente perjudicial para los malagueños. La hostilidad está en sus propios genes. Cuando González y Guerra presionaron a Suárez para fundar su junta sevillana de manera claramente contraria a la letra de la ley, Alfonso Guerra se permitió afirmar: MÁLAGA SE HA DESARROLLADO DEMASIADO; AHORA LE TOCA A SEVILLA.
Lo que era una declaración de guerra a Málaga y una clara consigna contra los intereses malagueños que los psoístas debían cumplir, produjo el expolio de nuestras instituciones y recursos que Aparicio patrocinó con entusiasmo y todos los psoístas que medran en Málaga deben cumplir todavía.
Los candidatos por Málaga del Psoe son obligados a comprometerse a traicionarnos, lo que queda claro por lo que han venido haciendo los diputados psoístas por Málaga durante 32 años. Son numerosos los letrados de Málaga convencidos de que todos los parlamentarios del PSOE por Málaga deben ser acusados de prevaricación, de acuerdo con el mandato constitucional
Si no echamos pronto a este poder foráneo,
conseguirá dejar sin futuro a nuestros hijos.
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