La Rotonda
Pedro Luis Gómez
SUR
No llevamos una buena racha en Málaga. Es más, hay mucha gente que está desencantada ante la avalancha de acontecimientos que tienen a nuestra ciudad paralizada en un momento vital para su desarrollo y su futuro. Una serie de "lobbies" con unos intereses muy claros, aduladores de partidos políticos, están influyendo en un desarrollo muy negativo para la sexta capital de España, para la punta de lanza del turismo andaluz, para la ciudad del Paraíso...
No vamos bien. Atónitos observan muchos ciudadanos el devenir de las cosas, la "loquinaria" en la que estamos metidos, y la falta de un golpe encima de la mesa, de un liderazgo potente. Tenemos un metro que decididamente no va a serlo y la gente asiste perpleja al cambio de orientación y de modelo sin que pase nada. Nos vamos a quedar con un puñetero tranvía, y poco más. Desde esta misma esquina siempre opiné que un metro en Málaga era innecesario, pero mucho más un tranvía...
Y mientras llegan los cables que romperán el cielo para que el tranvía colapse el centro de Málaga, amparado por una falsa historia de peatonalización de la Alameda Principal, que una cosa no conlleva la otra (o sea, es simple y llanamente una falacia, que, como todos saben significa "engaño, fraude o mentira con el que se intenta afectar a alguien"), ahora resulta que no importa que nos gastemos millones de euros en terrenos para unas tecnocasas (o sea, nuevas tecnologías, futuro, etcétera) y ahora lo cambiemos para que sean prósperos huertos para plantar patatas, pimientos y cebollas, que me parece muy bien, pero no en un suelo tan caro tras tanto tiempo perdido...
Y claro, como nos hemos gastado mucho dinero en hacer huertos de patatas (las maravillosamente bien definidas por mi compañera María Eugenia Merelo como la "tecnopatatas"), no podemos aplicar el mismo rasero (¡qué va por Dios!) para el cine Astoria y por pantalones tenemos que hacer otro "gastro mercado" (sic) de alto estanding o no sé cuantas chorradas más... cuando lo que hay que hacer es tirar el puñertero edificio, así como el del cine Albeniz y aspirar a una plaza de la Merced abierta, diáfana y única en el mundo, con un gran monumento a Picasso... "Pero, ¡cómo va a ser eso, que el Astoria nos costó 20 millones¡", dicen los padres del "lobby" entre twiters y gintonics, y los mismo le dan el visto bueno a que cada kilo de patata de los huertos de las tecnocasas que nunca llegarán nos cuesten a mil euros cada uno... Mucha patata, mucho tranvía, poca visión de futuro (hay que dejarse ya de tanto modelo de mercado imitado), y una ciudadanía que asiste perpleja al sainete de los chiringuitos, con partidos que lo aprueban a nivel de la Junta y lo rechazan y piden firmas en contra a nivel Ayuntamiento y cosas parecidas. No es esto, no es ésta la Málaga a la que se debe aspirar y que se desea. Hemos entrado en el túnel de los mediocres. Y nos gusta. Parece que nos gusta... Mala cosa.
No llevamos una buena racha en Málaga. Es más, hay mucha gente que está desencantada ante la avalancha de acontecimientos que tienen a nuestra ciudad paralizada en un momento vital para su desarrollo y su futuro. Una serie de "lobbies" con unos intereses muy claros, aduladores de partidos políticos, están influyendo en un desarrollo muy negativo para la sexta capital de España, para la punta de lanza del turismo andaluz, para la ciudad del Paraíso...
No vamos bien. Atónitos observan muchos ciudadanos el devenir de las cosas, la "loquinaria" en la que estamos metidos, y la falta de un golpe encima de la mesa, de un liderazgo potente. Tenemos un metro que decididamente no va a serlo y la gente asiste perpleja al cambio de orientación y de modelo sin que pase nada. Nos vamos a quedar con un puñetero tranvía, y poco más. Desde esta misma esquina siempre opiné que un metro en Málaga era innecesario, pero mucho más un tranvía...
Y mientras llegan los cables que romperán el cielo para que el tranvía colapse el centro de Málaga, amparado por una falsa historia de peatonalización de la Alameda Principal, que una cosa no conlleva la otra (o sea, es simple y llanamente una falacia, que, como todos saben significa "engaño, fraude o mentira con el que se intenta afectar a alguien"), ahora resulta que no importa que nos gastemos millones de euros en terrenos para unas tecnocasas (o sea, nuevas tecnologías, futuro, etcétera) y ahora lo cambiemos para que sean prósperos huertos para plantar patatas, pimientos y cebollas, que me parece muy bien, pero no en un suelo tan caro tras tanto tiempo perdido...
Y claro, como nos hemos gastado mucho dinero en hacer huertos de patatas (las maravillosamente bien definidas por mi compañera María Eugenia Merelo como la "tecnopatatas"), no podemos aplicar el mismo rasero (¡qué va por Dios!) para el cine Astoria y por pantalones tenemos que hacer otro "gastro mercado" (sic) de alto estanding o no sé cuantas chorradas más... cuando lo que hay que hacer es tirar el puñertero edificio, así como el del cine Albeniz y aspirar a una plaza de la Merced abierta, diáfana y única en el mundo, con un gran monumento a Picasso... "Pero, ¡cómo va a ser eso, que el Astoria nos costó 20 millones¡", dicen los padres del "lobby" entre twiters y gintonics, y los mismo le dan el visto bueno a que cada kilo de patata de los huertos de las tecnocasas que nunca llegarán nos cuesten a mil euros cada uno... Mucha patata, mucho tranvía, poca visión de futuro (hay que dejarse ya de tanto modelo de mercado imitado), y una ciudadanía que asiste perpleja al sainete de los chiringuitos, con partidos que lo aprueban a nivel de la Junta y lo rechazan y piden firmas en contra a nivel Ayuntamiento y cosas parecidas. No es esto, no es ésta la Málaga a la que se debe aspirar y que se desea. Hemos entrado en el túnel de los mediocres. Y nos gusta. Parece que nos gusta... Mala cosa.
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