Hasta la Coca-Cola consiguió llevarse a Sevilla la junta tercermundista de los sevillanos.
Conociendo muy bien al empresariado estadounidense, cuesta suponer cómo pudo presionar esa junta prevaricadora a Coca-Cola, para convencerla de irse de Málaga, estando demostrado que desde aquí es mucho más lógica la distribución por los índices de consumo cercanos. Tuvieron que ser presiones muy fuertes y determinantes las que ejerció la junta criminal.
Pero como la Coca-Cola se embotella ahora en Sevilla, seguro que resultará tóxica para nosotros
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